Página web del Seminario "Santo Domingo de Guzmán" de la Diócesis de Osma-Soria (España)

Presentación del Libro "Una mirada desde la nada"

El 6 de mayo en Soria (con la presencia e intervención del Obispo de Osma-Soria, Mons. Gerardo Melgar Viciosa) y el 13 del mismo mes en el Seminario de El Burgo de Osma tuvo lugar la presentación del Libro “Una mirada desde la nada” del sacerdote Vicente Molina Pacheco. En él, el autor se desnuda ante el lector y expone de manera directa, y a veces cruda, su experiencia vivida en la enfermedad en el arco de tiempo que va desde 2002 a 2009, una enfermedad que, en palabras del autor, le ha ayudado a “fondear un poco más allá de lo que puede proporcionar la limitación natural” (p. 5).

En la presentación de la obra y para enmarcarla, el Vicario General de la Diócesis y Rector del Seminario, Gabriel-Ángel Rodríguez Millán, realizó unas breves consideraciones sobre el sufrimiento anejo a toda enfermedad y, particularmente, sobre la cuestión del sentido que puede tener ese sufrimiento en el conjunto de la experiencia vital de la persona. Afirma el Vicario General que «cuando a Vicente le diagnosticaron su enfermedad, muchos fueron los pensamientos que desfilaron por su cabeza. Podemos leer en su libro: “Comencé a pensar en el tiempo que me podía quedar de vida, en lo que había hecho hasta ese momento, en si estaba preparado para la hora final. En mi interior surgió como un fuerte grito que decía: ¡por qué a mí y a esta edad! Me quedaba mucho por hacer, pensaba yo. No me veía para que Dios me llevase, me sentía a medio cocer” (p. 38) ».

En palabras de Rodríguez Millán, «si asumimos e integramos lo que nos provoca sufrimiento, nos hacemos capaces de transmitir a los demás nuestra riqueza interior. Víktor Frankl, que padeció el horror de los campos de concentración nazis, escribe: “es necesario asumir el sufrimiento. Para asumirlo, para poder aceptarlo, yo debo afrontarlo. Sólo el sufrimiento asimilado deja de ser sufrimiento. Pero, para poder afrontar el sufrimiento, sólo puedo sufrir con sentido: sufrir por algo o por alguien”. Y también: “quien dispone de un porqué para vivir es capaz de soportar casi cualquier cómo”».

Continúa afirmando que «no es fácil descubrir la voluntad de Dios en los momentos dramáticos de la existencia. Frecuentemente, huimos del compromiso con aquel que sufre. Frente a esto, el autor del libro escribe: “Uno experimenta la verdadera valoración por parte de los demás en estos casos tan especiales. Cuando una serie de personas se esfuerzan para que vivas, el corazón se engrandece y se llena de sentido, tal vez en esos momentos se valora más la vida […] En el fondo uno se valora en la medida en que los demás le valoran” (p. 80) ».

Frente a la posibilidad que tiene el ser humano de convertir el dolor que experimenta en medicina capaz de curarlo, al menos interiormente, escribe el autor de la obra: “Curiosamente, en esos momentos de angustia y desesperación, uno percibe como una finísima línea de luz que te invita a agarrarla y trepar por ella con todas tus fuerzas, aunque en esos momentos parece que uno ya no tiene fuerzas para nada, sólo desea acabar con todo para poder descansar de la terrible brecha que se ha abierto en el alma. Más tarde recordaba la experiencia al leer a Kierkegaard que decía: en el límite siempre se abre una vía a la trascendencia” (p. 56).

“Una mirada desde la nada” es un pequeño compendio del cúmulo de experiencias, a veces contradictorias, que el ser humano vive cuando la enfermedad y el sufrimiento le llevan a tocar el umbral de la trascendencia.

Día de las familias

El domingo 2 de mayo, V Domingo de Pascua, hemos celebrado en el Seminario diocesano el día de las familias. Una jornada festiva a la que estaban invitadas las familias de los seminaristas así como sus sacerdotes, de forma especial, para compartirla con los formadores de la Casa, el profesorado y todos los colaboradores del Seminario.

A las siete de la tarde, en la Capilla de Santo Domingo, Mons. Gerardo Melgar Viciosa, Obispo de Osma-Soria, presidió la solemne Eucaristía concelebrada. Terminada la misma, todos los asistentes compartieron un vino español en los comedores del Seminario.

En este curso 2009/2010 quince son los chicos que se forman en el Seminario Menor mientras que dos lo hacen en el Seminario Mayor, estudiando estos últimos durante la semana en la Facultad de Teología del Norte de España -con sede en Burgos- y regresando a la Diócesis los fines de semana.

Comienzo el mes de mayo, mes de María

Mayo es el mes de María. En este mes precioso en el Seminario se nos invita especialmente a vivir con María, sobre todo, en la espera del Espíritu Santo, como hicieron los apóstoles en la preparación a Pentecostés: "Todos ellos perseveraban en la oración, con un mismo espíritu en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos" (Hch 1,14).

Toda comunidad cristiana, pero especialmente la del Seminario, tiene su referencia fundamental en aquella primera comunidad que vive unida con María a la espera del Espíritu Santo.

La escena de Pentecostés es paralela a la de la Anunciación. En la Anunciación (Lc 1,26s), María por iniciativa de Dios concibe en su vientre virginal al Hijo eterno de Dios, y el Verbo se hizo carne comenzando a ser hombre. María ha tenido un papel fundamental en el nacimiento del cuerpo físico de Cristo, es su madre. Y en Pentecostés (Hch 2,1ss), María alumbra a la Iglesia naciente por obra del Espíritu Santo, que hace de ella, la madre del cuerpo místico de Cristo. Dos estampas de un díptico, en las cuales el Espíritu Santo y María generan y dan a luz el cuerpo físico y el cuerpo místico de Cristo.

No se puede ser cristiano -y menos aún seminarista- sin ser mariano, porque Cristo ha entrado en la historia humana por la mediación de María. El Espíritu Santo ha venido sobre la Iglesia y sobre el mundo con la intercesión de María. Y nuestra transformación en Cristo se produce siempre por obra del Espíritu Santo con la colaboración de María. La relación con María no es un artículo de lujo añadido en la vida cristiana, es una necesidad vital. No podemos vivir sin María.

Así lo entendemos y lo vivimos en el Seminario a lo largo de todo el año, y particularmente en este mes de mayo. La vida cristiana puede explicarse desde muchas perspectivas. Pero cuando miramos a María, vemos en ella cumplido lo que Dios quiere realizar en nosotros. Una mirada intuitiva a María, hecha con fe y con amor, es capaz de estremecer hasta el corazón más duro del hombre.

En este mes de mayo queremos vivir cada día esta relación con María, concretándola en alguna "flor" que podemos ofrecerle, como expresión generosa de nuestra devoción filial. ¿Qué podría ofrecerle yo hoy a mi Madre del cielo?

A ellos nos ayuda, especialmente, el rezo del Santo Rosario. El rosario es como una oración "en red", que nos ayuda a pensar en Jesús desde el corazón de María. Pasando por cada uno de los misterios de la vida de Cristo, repitiendo una y mil veces el saludo del ángel, ella nos va enseñando a contemplar a Jesús. Y en la escuela de María se nos van quedando grabadas las palabras y las obras de Jesús, nuestro maestro y nuestro redentor. No hay escuela mejor.

Bienvenido el mes de mayo, el mes de María.

Mons. Sánchez Monge visita el Seminario

El Obispo de Mondoñedo-Ferrol, Mons. Manuel Sánchez Monge, visitó el Seminario el pasado día 16 de abril a su paso por la Diócesis para participar en alguno de los actos organizados con motivo de la Semana de la Familia y de la Vida.

Acompañado por el Rector del Seminario, Gabriel-Ángel Rodríguez Millán, y por el Obispo de Osma-Soria, Mons. Gerardo Melgar Viciosa, recorrió el Centro, especialmente la tercera planta del Seminario destinada a Casa de espiritualidad.